martes, 27 de mayo de 2008

Un día muy tranquilo






Por la mañana se despertaba con parsimonia, le gustaba recrearse en ese momento sutil que une la realidad con la inconsciencia del sueño. Se tiraba de la cama e iba directamente a tomar su desayuno. Una vez aseada y vestida daba el pistoletazo de salida al día. Siempre salía de casa contenta pero en el camino siempre había algo o alguien que lo terminaba jodiendo: una infame noticia en la radio, un imbécil vociferando, un coche con descontrolada sirena, el perro cagón del vecino...


Amaneció un plácido y luminoso día. Salió a la calle y todo rezumaba tranquilidad. Raro. Llegó al trabajo sin apenas cruzarce con otro coche. Increíble. En la radio sólo había música. Extraño. Encontró aparcamiento a la primera. Inaudito.

Se sentó en su mesa, una hora, dos horas... Nada; el teléfono muerto. Miró el correo, alguna obscena publicidad pero ni asomo de trabajo. !Alucinante¡. Se presentaba un lunes cojonudo. Aprovechó para depilarse, visitó sus páginas favoritas de internet, se pintó las uñas y cotilleó los cajones del jefe. En uno de los cajones encontró unas cartas. Sabía que no debía leerlas, la correspondencia es personal y lo que deseaba hacer era un delito. Se sintió como una Mata Hatari. Le pudo el morbo y empezó a leer. Eran muy ardientes, no se imaginaba ella que alguien pudiera sentir ese tipo de cosas por aquel orangután. Las primeras no estaban firmadas, ella necesitaba saber más. En una de ellas, se hacia referencia a un hotelito de la sierra, y el nombre le sonaba... Consultó la agenda y voilá, claro, ella misma había hecho la reserva. En su agenda aparecía que el gorila había participado en unas importantes jornadas de tres días, sobre la protección de espacios naturales. En principio le chocó aquello, ya que el chimpancé no era dado a ninguna causa altruista. Ahora lo comprendía, sin saberlo lo había ayudado a montárselo con su amante.

Le corroía la curiosidad ¿quién podía tener aquel mal gusto?. Lo de su señora más o menos lo comprendía: era un callo y además el primate tenía dinero. Total que la fea había dado un braguetazo y pasaba los días sumergida en botox y en turbulentos encuentros de padel. Pero ¿y la amante?... ¿por unos regalos?. Por muy caros que fuesen no compensaban el estómago que había que tener. Miró el reloj, llevaba casi tres horas en la oficina, ya eran las 10 y no llamaba nadie. ¡Mejor!. Necesitaba concentrarse en sus pesquisas.

En otra carta la amante agradecía el regalo que le había hecho por su cumpleaños y rememoraba con todo lujo de detalles la frenética orgía que habían montado. Fue corriendo a consultar su libro de cuentas. No tardó en descubrir una factura de una PDA ultra fashion de última generación. Realmente aquello había costado un huevo. La PDA hizo por un momento vacilar a María ¿dónde había visto ella una parecida? La del simio, desde luego, no era. Por más que lo intentó no logró recordarlo.

Iban a dar las 10:30 y parecía que estaba sola en el mundo. Qué cosa más rara, pensaba... La última carta era muy triste: se trataba de una especie de despedida ya que la amante quería ser algo más y le pedía que decidiera entre ella y su mujer. Claro, ésta lo que quería era billetes, ahora si que empezaba a entenderla. Y por fin la ansiada firma, Julián. !Julián!. María no sabía si reir o directamente mandar un email a todas sus amigas con la noticia. Julián era el informático que hacía unos meses habían contratado, guapo y muy simpático. Ella no había detectado ningún plumaje. ¿Estaba perdiendo facultades?. ¿Tántas horas en el despacho del mandril no era para actualizar la web de la empresa?. Ahora sí que tenía claro dónde había visto la PDA. Por un momento sintió unas náuseas enormes imaginado el numerito...
De pronto sonó el teléfono. Casi eran las 10:45 y Manolo la llamaba desde casa. Se alarmó ¿que haría su marido en casa, sin ir a trabajar?. ¿Habría pasado algo?. Cuándo colgó el teléfono su cara era del color de las berenjenas. Cerró el despacho de chita, apagó el ordenador y salió dando un enorme portazo. Era Fiesta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero ... pero ... pero ... María no tiene detector de mariquitusos????? No me lo puedo creer!!! Mi detector se activó en los Caños de Meca cuando era mu shica y no me ha fallado nunca, mariquituso que pillo estornudo que te crió! ;P

;*

Anónimo dijo...

Que coti mary! jajajajajjajajajaja.
Me encantas! Que sepas mis prioridades han cambiado: antes de mirar bancos y prensa paso por aqui. No se me ocurre mejor forma de empezar el día...bueno, solo una :D.

La bisho

Anónimo dijo...

jajajajajjajajaja ¡Por baco! jajajajajajajaja ¡Lo que hacen las rutinas! jajajajajajajajaja

Anónimo dijo...

jajajajajaja nunca he llegado al trabajo, pero más de una vez me he despertado un fin de semana pensando que llegaba tarde, socorro!!
Nena, que gusto leerte!

Muaaaaaaaaaaasssssss

MOns