Una vez sentada en la mesa de su despacho empezó a planificar las tareas del día. En las oficinas colindantes estaban de nuevo de obras. El olor a pintura era asfixiante y encima en aquel vetusto edificio era impensable colocar aire acondicionado. Unas mujeres entraban y salían revisando el trabajo de remodelación de las oficinas. Una de ellas parecía ser la líder del grupo. Vestía un traje floreado a media pierna, era rechoncha y llevaba una bolsita de plástico en la mano en la que parecía transparentarse su monedero. Debía ser la jefa porque el resto con sus camisas transparentes, escotes ombligueros y pantalones coquineros no la hubieran aceptado en sus filas con aquella simplona indumentaria.
Todas habían pasado ya sobradamente los treinta y tenían una apariencia ambigua: entre lo fashión y lo ordinario. María no se hubiese parado a estudiar con tanto de talle a aquel grupo de no ser por las continuas interrupciones a su trabajo. La puerta de su oficina era de cristal y en su despacho había también una enorme ventana, tipo pecera, que daba a la entrada , así que todo el que pasaba la veía de pleno. Se dio cuenta que cada vez que la jefa miraba hacia su oficina, escudriñando hasta el último rincón, era presagio de la entrada sin miramientos de alguna de aquellas señoras disfrazada de niñata. ¿Vosotros que hacéis aquí? ...que bien...¿cuántas sois en la oficina?.....qué estantería tan mona... A María todas aquellas interupciones la iban cabreando cada vez más. Ella también sentía curiosidad pero algo en su interior le decía que pusiera tierra de por medio con los nuevos vecinos.
Una vez instaladas, la cosa empeoró. El primer día a la hora de la salida, una de las mujeres asomó la cabeza a su despacho pidiéndole que al salir cerrara la puerta que daba paso al ala de despachos. María la miró y simplemente volvió a bajar la cabeza. Esta actitud no debió de gustarle a la tipa aquella que salió sin decir ni mu. Casi instantaneamente, se asomó otra cabeza de cabellos color pajizo, ordenándole que cerrara la puerta. A María ya le estaban empezando a tocar las narices, se contuvo un improperio y le explicó a aquella fregona pintada que esa puerta la cerraban los trabajadores de limpieza y mantenimiento. El estropajo salió . No había terminado de correr el aire que abanicaba la puerta al abrir y cerrarse cuándo otra de las mujeres entró de nuevo a su oficina. !Esta venía farruca!. María cerró los ojos y sonrió maliciosamente. No era uno de sus mejores días y el horno no estaba para bollos.
A grito pelado una mujer larguirucha, pintada cómo una careta de carnaval, volvía a ordenarle el cierre de la puerta. María tuvo una idea, le habían jodido el día. "No", respondió sin más con un volumen bien alto. La mujer se quedó de piedra, no supo si verdulear o estrangular directamente a María. La única reacción fue su salida en silencio. Esta vez la tranquilidad fue algo más duradera, cinco minutos. La siguiente en entrar debía de ir al gimnasio, porque entrar tan rápido con aquella cantidad de abalorios colgándole del cuello, orejas y brazos no debía ser nada facíl. Entró de manera rotunda, exigiendo el cierre de la puerta. Se le notaba gran soltura en la tarea de avasallamiento, se trataba seguro de la mano derecha de la marujona. La señora concejala quiere ¡que cierres la puerta!. ¿Y? fue la respuesta de María. A ella, la señora y la concejala le importaban un comino, se estaba hartando de chulerías y tenía que sofocar sus enormes ganas de salir y ponerle la bolsa de plástico en la cabeza. Recapacitó y decidió tomar el camino más doloroso para cualquiera que tuviera un cargillo: "ignorarla". Aunque la idea de asfixiarla con monedero y todo era realmente atractiva.
4 comentarios:
¡Me tardabas ya! Gracias y felicidades por retomarlo. Bicos
Joé!!! En ascuas me tienes!!! Te ha faltado poner al final: CONTINUARA ...
Se te extrañaba, totona!
Buahhhhhhhhh, yo esperaba un anecdotario de las vacaciones de María y Manolo.
Que no boba, que me ha gustado mucho!
La Bisho
Uishhhhhhhhhhhhhhhhh, por Dios no me dejes así....Termina lo que has empezado.....¿con quién se las tenía que ver la concejala...?Asias por volver y hacerme el día más agradable.
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