miércoles, 24 de septiembre de 2008

Manolo!!! Vade Retro



Algunos meses muchas mujeres pasan días con la adrenalina por las nubes ante la incertidumbre de la visita de la Sra. regla. Esta sensación puede dar paso a doña angustia si no se desea un embarazo y si a esto le sumas el tener un porrón de años y un par de hijos ni te cuento.


María estaba histérica, llevaba unos días que en casa cuándo la veían deambular por el pasillo el resto de la familia desaparecía misteriosamente. No había dios que la aguantara. Ella no culpaba a nadie, intentaba autoconvencerse de que estas cosas a veces pasaban, pero ¿por qué a ella?. Con la de gente que ella conocía deseando de tener un hijo y no lo conseguían, desde luego no era justo.



Aún era pronto para dar la alarma general. Sólo ella conocía su calvario, claro que a no tardar la cosa se haría vox populis. El primero en enterarse tenía que ser por supuesto su Álter ego y luego sus adorados churumbeles. Ella y su Manolo habían ganado ex aequo el gran premio ergo debían compartirlo desde el principio. Mea Culpa se repetía una y otra vez, en un intento vano de autocompadecerse y reprimir unas ganas locas de emular a la Bobby. La culpa, si es que había algún culpable, desde luego era de Manolo. Intentaba no pensar en ello pero recordaba perfectamente cuándo cometieron el fallo y cómo Manolo se jactaba de tener la Cátedra del Método Ogino. No es que ella dudase del método en sí, pero desde luego el Catedrático no era nada fiable.



A veces se sentía el ser más egoísta del mundo, le preocupaba su figura. Ya le costaba mantenerse como para soportar otro embarazo. No se recuperaría. Otras veces, las peores, sufría ataques de ansiedad pensando en los problemas, que por su edad, podría tener el bebé y el tiempo que le restaría a su actual familia. No ayudaba nada a esta situación el tema laboral y a su edad tampoco era tan fácil encontrar un trabajo medio decente.


Se pasaba horas rumiando la mejor manera de decírselo a Manolo. Desde luego la que más le gustaba por el momento era aquella en la que le decía: "Manolo nos hemos quedado sin estudio". Porque claro, aunque se tratara de un mal menor, ese era otro embrollo ¿dónde lo metían?. Los hijos tenían sus dormitorios y no iban a ser ellos los que pagaran los platos rotos del frenesí de los abueletes. El estudio era el lugar preferido de Manolo, allí se pasaba las horas enchufado al ordenador, estaba abducido. Pues bien, la abducción se iba a terminar. Ella tendría que guardar sus libros en cajas y buscarles algún rincón oscuro dónde reposar. La caja de juegos de la pequeña iría a su dormitorio y los trastos del niño al suyo. Para los hijos serían daños menores pero era inevitable algunas mermas de espacio. Seguro que Manolo intentaría dar las más descabelladas ideas y excusas para no perder su dominio, pero si el embarazo se confirmaba, su suerte estaba decidida. Una sonrisa histérica se dibujo en su rostro imaginando a Manolo con el diseño de un doble piso en su habitación, dónde intentaría ubicar al nuevo miembro de la prole, es decir, dormirían con una mini buhardilla en lo alto de la cama en el mejor de los casos. Borró la patética imagen de su mente y salió a toda pastilla hacia la farmacia.


Fueron unos minutos interminables. El aparatejo colocado en la cisterna del wc la observaba de forma amenazante. Cientos de mariposas aleteaban en su barriga. No había raya. Tampoco había regla. Fue como si de pronto pesara 20 kilos menos, una sensación de tranquilidad la sumió de pronto en una vagueza total. El problema no había desaparecido pero había sufrido una especie de enanismo, ya iría al médico.


Al salir del baño se encontró a Manolo esperando en la puerta dando saltitos. Se estaba orinando, pero sabiendo que su mujer estaba de un humor de perros había preferido aguantar estoicamente. Ella le dedicó una mirada altiva y cortante, la de haberle perdonado la vida,,,,,al menos, momentanemente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con el tema regla ... m'as tocao la fibra!
Mecagüen la marea roja cuando viene y mecagüen la marea roja cuando no viene!
Y ya de paso mecagüen Eva, en la manzana y en la puñetera cruz que llevamos a cuestas! ;P

Anónimo dijo...

pues yo tengo en cuenta que gracias a ella no tengo bigote..así que le perdono todo.