martes, 9 de septiembre de 2008

Engorde Paranormal


El calor era bochornoso. El sudor le empapaba la barriga que, todo hay que decirlo, había decidido engordar por si sola. Empezaba a ser patético su modo de irse a la cama. Con la calor no era recomendable taparse con la sábana pero dejar al descubierto el montículo móvil en el que se estaba convirtiendo podría ser causa automática de divorcio. La solución fue sencilla sólo envolvería la zona VIP, dejando al fresco las piernas y hombros. Parecía un perrito caliente algo corto de pan, pero era un buen parche.


Era increíble ver como a Manolo el engorde no le sentaba ni la mitad de mal que a ella. Claro que Manolo casi no tenía culo y mucho menos caderas por lo que el balón colgante que tenía por barriga no era tan llamativo, al menos ella lo consideraba hasta interesante. Por fin algo más que agarrar.


Todo ocurrió el día que fue a colocarse los vaqueros. Había una indecente cantidad de mosquitos y los repelentes que usaba no le hacían ningún efecto. No es que le quedasen apretados, o que le faltase un poco para cerrar el botón, no! el problema era que no le pasaban de la rodilla. Uno tras otro fue probándose todos los pantalones del ropero incluyendo los de pana, un suplicio con los 35º que marcaba el termómetro. Nada. Su cuerpo había decidido expandirse a lo ancho a su antojo. Había que buscar una solución. Lo primero fue mirar las tendencias de la moda de esa temporada porque a lo mejor se llevaban las chilabas o los saris, en tal caso voalá al problema. Si volvían a llevarse los pantalones de talle bajo, la habríamos cagado porque antes del engorde ya le sentaban como un verdadero tiro.



Manolo observaba a su mujer sentada enfrente del ropero, las puertas abiertas y su mirada pérdida en el interior como si estuviese esperando algo. ¿ Se habría quedado lela por el trauma del fin de las vacaciones?. Le preguntó que cuándo se cenaba y ella le respondió que la cena estaba lista en la nevera. Pues muy tonta no está, pensó Manolo. Volvió a echar un vistazo a su mujer que seguía allí sin inmutarse mirando hacia el armario ¿y si había visto un fantasma o algo raro?. El, por supuesto, no creía en esas gilipolleces y ya sería mala leche que si había algo allí dentro su mujer no lo avisara para poner tierra de por medio. Pensar en espíritus que habitaban su armario empezó a sumirlo en un estado de canguelo bastante considerable. En su mente aparecían imágenes de seres decapitados que portaban sus cabezas bajo el brazo y que lo miraban lanzándole risas burlonas. ¿Por qué tendrían que ser tan feos? sería mucho más interesante si se parecieran a la Angelina Jolie y encima aparecieran en bolas. Estaba intentando recrear esa imagen en su mente cuándo de pronto dio un respingo. Todos los pelos del cuerpo se le pusieron tiesos, en lugar de la Jolie se le representó la imagen de una famosa tonadillera con peineta incluida que le cantaba aquello de pan tostaito migaito con café. Una vez superado el horror del primer momento se dio cuenta de que lo que realmente tenía era hambre de ahí el espeluznante numerito que le había recreado su subconsciente. Se dirigió raudo a la nevera a por su cena.


María se quedó helada al llegar a la cocina. Había decidido enfundarse en un traje de lycra para ver la reacción que ante su nueva oronda figura tendría su marido. Se lo encontró sentado ante la mesa mirando fijamente la cena, un huevo duro con unas hojas de lechuga. Por su expresión parecía que había visto al diablo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si Manolo se pone a régimen es María la que adelgaza????? Que guayyy!!! ;P

Rox dijo...

No problem... se llevan los vestiditos corte embarazada. El problema es que te den la enhorabuena.

Besos gordos.

El repelente bueno: Relec forte (el de zonas tropicales).

Unknown dijo...

me apunto como la lady ese regimen, el mario a dieta y adelgazo yo!

Anónimo dijo...

me siento identificada con la pobre María, ahora mismo pongo al costillo a dieta. Gracias por hacerme el día más agradable.