La noche del 23 de junio se convierte en día con la luz de las hogueras. Se rinde homenaje al gran astro luminoso, haciéndolo presente incluso cuando está en su retiro. Pero es, sobretodo, una noche mágica en la que la tradición nos concede los deseos a través de multitud de rituales.
Llegaron pronto a la playa, querían ver los "Juanillos" antes de que se convirtieran en cenizas. La gente estaba toda la tarde improvisando sus muñecotes de leña y trapo, los cuáles representaban algo negativo que deseaban borrar de sus vidas mediante el fuego purificador. Así construían pateras, y recreaban guerras, políticos, artistas, jefes e incluso a cruentos criminales. Todo debía estar listo para arder a media noche. Cada cuál quemaba lo que le daba la real gana. Bueno, más de una vez hubo que llamar a las fuerzas del orden por que algún vecino se empeñaba en hacer creer que la suegra era un Juanillo, y claro, no colaba.
La gente se sentaba en corrillos, hacían su pequeña fogata y esperaba la hora mágica para echar en ella los más variados artilugios. Entre las que más ardían estaban las de los estudiantes que echaban todos sus apuntes al fuego. Con algunos tochos las llamas se sobrealimentaban logrando un tamaño considerable. Todos tenían papelotes en las manos en los que habían impreso sus deseos aniquiladores. Algunas mujeres se iban a la orilla y comenzaban a dar saltitos sobre las olas. María le explicó que debían de dar nueve saltos para propiciar el embarazo. Manolo no podía dejar de mirar a una abuela que saltaba como una descosida... Claro, con nueve ésta ni de coña.
Se acercaron a la orilla dónde un grupo bien nutrido de personas de distinta índole tiraba flores al mar, preguntaron para qué lo hacían y se armó la marimorena. Unos que para que volviera el ser amado, otros que por los que ya no están, los menos por que el resto lo hacía...No hubo manera de que se pusieran de acuerdo y se ensalzaron en una turbulenta discusión.
Lo más llamativo era, sin duda, el baño. Muchos de los congregados tras la quema corrían rápidamente al agua a terminar de purificarse. Los más osados totalmente en bolas e incluso alguno, andaba desnudo y de espaldas hacia el agua, con el fin de que se le otorgara el don de realizar prodigios. Mirando a uno de estos últimos, notaron que realmente al hombre le hacía falta el hechizo por que poco prodigio iba a realizar con aquel colgajillo.
Tampoco faltaban las brujas. Se las veía bailar alrededor de las hogueras, algunas a ritmo de Hip-Hop, Dance e incluso al son del Fari. Una de ellas vociferaba una lista de predicciones: escribe en un papel lo que quieras olvidar y quemalo... si te pones bajo una higuera con una guitarra esta noche la tocarás como Paco de Lucía... esta noche florecerán las higueras y los helechos.....Y así una larga perorata. A Manolo se le puso la carne de gallina ante aquel espectáculo. María, el año que viene voy a ponerme debajo de la higuera con la flauta, la guitarra y las castañuelas; me llevaré una palangana con agua de mar para pegarme un baño en pelotas, en una mano llevaré el papel para quemar los malos momentos y en la otra el mechero. María lo miró perpleja. ¿Y con qué piensas tocar la guitarra?. Bueno mejor no me contestes y vamonos a casa.
Echaron un último vistazo a la playa: fuego, baile, gritos y gente desnuda corriendo.... ¡El diablo andaba suelto!.
3 comentarios:
Odio San Juan.
A mi me da pavor el fuego, aun así, como todos los años, bajaremos a la playa a mojarnos las pies y a quemar el papelito de los cojones, y ya que estamos tomarnos unos cubatitas
Nueve saltitos? este no me lo sabia...dentro de 9 meses me preguntais si dió resutado.
La bisho
No lo sabras hasta dentro de 9 meses?... coñete!... yo la hacía más espabiladita
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